Mi padre un día me dijo: «quizás sí serás curandera, tú» después de ponerle las manos y que mejorara de tortícolis. Y yo le contesté: “quizás sí, papá, nunca se sabe”.
Cuando tuve mi primer contacto con la Terapia Estructural supe el origen de curandero del Empordà, recordé que mi padre me había explicado que le habían curado la pierna en Vilafreser. Y después de aquella primera charla en Banyoles ya noté cambios en mí, por lo que me animé a hacer el Módulo I, tratando la parte física a través de la columna vertebral.
Lo que iba experimentando corporalmente me llevó a aprender el Módulo II, para tratar la parte emocional y aquí ya todo dio un giro de 180 grados.
No es cuestión de creerse nada, sino de experimentarlo.
Comencé a ofrecer sesiones, actualmente formo parte del equipo, y con previsión de ofrecer formación.
Entrando en la web, verá información del método recogido por Jordi Puig, y toda la oferta de formación y retiros en diferentes lugares del mundo que ofrecen algunos compañeros.
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